martes, 8 de mayo de 2007

Los gatitos en la basura

Son las 3 d la mañana, y hace unos 90 minutos fui a sacar la basura... y oi unos pequeños maullidos dentro del contenedor. Estuve un ratito esperando a que los gatitos que los producían apareciesen y si acaso ayudarlos a salir si no podían solos. Pero no salían. Vi que una bolsa blanca y pequeña se movía. La saqué, esperando encontrar los gatos debajo, pero no, los maullidos provenían de DENTRO de la bolsa. Con una ramita que había cerca, rasgué temblando de inquietud la bolsa, esperando que hubiese 2 o 3 gatos, que saliesen cansados por haber estado un rato... pero dentro, aparte de unos desperdicios, lo que había era otra bolsa, donde estaban los gatitos. A juzgar por el tamaño de la ya de por sí pequeña bolsita, los gatos eran recién nacidos. Rasgué esta otra bolsa, y vi que era una camada entera, que desde la primera rasgadura habían continuado llorando.
Fui corriendo a casa y regresé con la caja del panettone por si necesitaría recogerlos, ahora que estaba abierta la bolsa. Regresé al contenedor, y los gatos seguían moviéndose frenéticamente, hermano contra hermano. La oscuridad tuvo mucho de responsable. Mi imaginación tuvo el resto. Juro que me pareció ver como si uno de los gatos tuviera una cabeza en su sitio y la otra al final de la espalda. No podría decir si era así, porque los gatos estaban demasiado juntos el uno contra el otro, pero esa ilusión me amilanó lo suficiente como para tener horror a agarrarlos. Estaba asustado, nunca hubiese pensado que me vería en una situación tan digna de la película "Ju On", predecesora de "The grudge".
Decidí volver corriendo de nuevo a casa para pedirle ayuda a mi padre, que me estaba esperando asomado a la puerta casi en pijama. Le pedí en serio que me acompañase: que se vistiese y me acompañase, pero él sólo me respondio con intolerancia, con un no saber qué es lo que realmente estaba sucediendo. "A casa no me traigas bichos." Y lo peor es que lo que más pareció molestarle fue que me llevase la caja de los panettone. Vi que si no podía contar con mi padre para esto, sólo me quedaba llamar y despertar a mi madre, que siempre fue más amorosa con las formas de vida. Me dijo que los echara al campo, que es lo más que podría hacer. Que la mitad de los cachorros estarían muertos. Le pedi que viniera, porque yo no podría agarrarlos, con lo que tuve que esforzarme sólo para sacarlos del contenedor y romper la bolsa en la que algún psicópata los había metido. Me dijo que no. Le pregunté que si hubiese venido en el caso de que los hubiese encontrado de día, en vez de a la una y pico, con todo el mundo en pijama y sin ganas de comprometerse. No recuerdo si me respondió, el caso es que se lo acabé preguntando por segunda vez. Sólo pude regresar a casa, asqueado de tanto... ¿conformismo? No sé ni cómo se llama lo que ha sucedido.

¿Cómo distinguir la circunstancia donde podemos hacer algo, de la que sólo podemos "seguir circulando"?
VP_

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