domingo, 30 de diciembre de 2007

Feliz 2008 - Fede Márquez PHOTOS

Despido el 2007 con mi primer encargo remunerado:
una felicitación de año nuevo para el estudio fotográfico de


El dibujo fue posteriormente escaneado y modificado por el fotógrafo mismo, de modo que no es exactamente la composición tal cual la concebí. Pero oye, que es una alegría...
¡mi primer sueldo por mi trabajo artístico!

martes, 25 de diciembre de 2007

Pesadilla antes de Nochebuena

La noche del 23 al 24 de diciembre tuve una pesadilla tan nítida que me sentía en la necesidad de describirla para no olvidarla.


Iba caminando rumbo al pueblo vecino y al anochecer llegaba a la bifurcación más allá de la que días antes no pasé. Estaba cambiado, le habían puesto baldosas blancas y un paseo con árboles: parecía un parque costero mediterráneo, como perteneciente a Málaga, Valencia, o quizá incluso Grecia o Italia. De repente notaba que había algo en el cielo nocturno. Distinguí la silueta de un helicóptero... pero era muy raro, tenía unas patas que le hacían parecer una cucaracha. En realidad, aunque se veía la hélice, se desplazaba sobre todo mediante los movimientos nerviosos de esas patas de insecto.

Entonces me giré y me sorprendí ante la vista de miles de minúsculos aviones que iban tejiendo a lo largo de todo el cielo visible una red incomprensible de telarañas que sólo se veían cuando incidía sobre ellas la luz de la luna llena. Esto creaba el mismo efecto de los rayajos de una película muy antigua, o de las estrellas vistas desde una nave estelar a velocidad de hiperespacio.

Vi a esos casi microscópicos aviones más de cerca, porque empezaron a bajar hasta la altura de las copas de los árboles.
Eran jeringuillas con alas.
En el momento en que vi que habían bajado demasiadas, pensé:
"Me tenía que haber quedado en el camino, donde nunca me habrían visto."
En ese momentó una de las jeringas bajó en picado y me inoculó su contenido en menos de un segundo. "Mierda"- pensé mientras otra jeringuilla me inyectaba sin ni siquiera esperar a que se retirase la otra. Sentí que ya no había vuelta atrás: lo que me habían inoculado no era ningún tipo de vacuna inofensiva. Era algo que me estaba dejando dormido. No podía seguir de pie, y mientras perdía la inconsciencia y caía al suelo, decenas de jeringas se me arrojaron para clavarse con ansia en toda la zona de los hombros, la nuca, los antebrazos...
Fundido en negro.


Cuando desperté, todavía sentía en mis brazos y mi espalda ecos de los innumerables pinchazos.

Vaya sueñecito, si lo sé no me hubiese puesto a charlar con Mapashita sobre los emos que se cortan en los brazos para sentirse vivos. Y mucho menos antes de acostarme.

Estoy orgulloso del pelo que sale en el dibujito de las jeringas. Es el cabello más profesional que he dibujado con no más medios de un rotulador azul y otro verde. Me recuerda a Sienkewicz, en cierto modo. [XD]
Si hubiese dibujado el pelo más largo, sería una Sadako en potencia. Pero se supone que soy yo de espaldas.
VP_

lunes, 24 de diciembre de 2007

Dibujos rescatados de tiempo ha

Os pondré los dibujos en orden cronológico de producción:

Primero, la mítica carátula alternativa para aquel vídeo de Mazinger... con unos 9 años. No es que se haya conservado muy bien, pero mantiene su encanto naïf con esas ovaciones al robot de Kabuto y los abucheos a los brutos mecánicos del Dr. Infierno.


Ahora, dando un salto temporal, nos plantamos hace solo 3 años, conmemorando las bodas de plata de mi tía, y la caricatura que hice de la foto familiar. Yo soy la cabeza mutante con perilla que sale por la derecha de la cabeza de mi madre.
Un poco más recientemente (no estoy seguro si hace 2 años o uno y medio), me dio por intentar copiar a lo bruto el issue nº1 de Fantastic Four de 1961, para de ese modo asimilar algún que otro truco del rey Kirby. Al final me era muy complicado copiar de las páginas que se encontrasen a la izquierda del tomo sin doblar el lomo ni las hojas, así que sólo copié unas viñetas del principio.



Esto fue en septiembre del 2006, en una clase de dibujo en la que nos dieron un texto y teníamos que ilustrarlo. Este dibujo es el segundo boceto, con una Muerte que se parece al hombre sin cara de "El viaje de Chihiro". Al profesor pareció molestarle bastante que hiciese el boceto si marcar los márgenes, porque se empeñó en marcarlos él mismo. En fin, yo no le hice encajonamiento porque era capaz de verlo sin dibujarlo. Si se hubiese tratado del arte final, sí, entonces sí sería más adecuado hacer los márgenes, pero en un boceto hecho tomando los propios límites del folio como paralelas desde las que ver un márgen a unos determinados milímetros... como que no haría sino retrasar el trabajo.
Bueno, ya da igual. Era un boceto bonito.



Estas son ni más ni menos que fotografías rotoscopiadas.
Vamos, fotos calcadas.
Son del mes pasado ya



Y estos son los gatos que dibujé en una visita que hice a un taller de cómic de Villalba.
Eran gatos sin pelo, y había que justificarlo:
El de enmedio es César, un gato que vive en una aldea africana en la que ni siquiera tienen transistor de radio, por lo que aprovechan la receptividad magnética de su cola para escuchar a través de él las radionovelas y demás. Cuando se acaba la radio por la noche, César deja de estar poseído por las ondas y recupera la lucidez. Pero cuando ya está a punto de escapar de la aldea, siempre intercepta otra señal radiofónica y se convierte de nuevo en el transistor municipal. El gato que habla palabras ajenas.



Terminando por hoy, la tarjeta que hice para un albañil que vive en Collado Mediano.
El ladrillo no tiene agujeros porque estuve hasta el último momento dudando de dónde dibujarlos. Y la paleta la copié en vivo de un modelo real. (jur jur).
En fin, si queréis trabajitos de albañilería y construcción, llamad al
620 34 51 17

lunes, 17 de diciembre de 2007

Los figurantes de Atreides (2/2)

Una semana después, algunos de los extras nos reunimos otra vez para filmar el epílogo del cortometraje.


Teníamos que aprovechar el poco tiempo que nos quedaba de luz, porque en apenas 2 horas anochecería.
Después de un rato esperando en el vivero, se comenzó con los planos de la madre y el niño. El niño era José, un experto en aparecer en series de Antena3 y Telehinco.


El personaje protagonista, interpretado por Alan, estaba recluído en un Zoo para inadaptados sociales, embutido en su camisa rara de fuerza con las mangas sueltas. También llevaba un collar con un chip que le hacía sufrir dolores indecibles si intentaba traspasar el perímetro asignado. Un castigo cruel por no haberse comprado un móvil como ordenaba la sociedad.
Como curiosidad, se supone que también está encerrado en ese Zoo ni más ni menos que Ramón, el segurata pervertido protagonista del anterior corto de Raúl Atreides: "Ratones"



Lo que pasa es que como se trata de una toma aislada no era necesario filmarla hoy mismo, y se hará con el actor cualquier otro día... y también con su correspondiente camisa rara de fuerza con las mangas sueltas.

Me da la impresión de que, quizá inconscientemente, el mayor terror de Raúl sea la tecnología. En "El Relevo" parecía casi lo contrario, ya que aquellos personajes se quejaban de que les iban a clausurar la emisora de radio y el parque, y además se describía la historia del barrio de Orcasitas y cómo sus vecinos lucharon por sus derechos desde el barro hasta el Barrio. Pero por otra parte, ese corto primerizo no es demasiado representativo dentro de su filmografía, y...... (¡Mecachis, hablo de un tipo que ha hecho 4 o 5 cosillas y me pongo en plan crítico de cine!) En fin: en "Jírous", un accidente con productos químicos provoca el nacimiento de un monstruo porculizador. Y en "A.G." nos encontramos con un videojuego tan malo que espanta a otro personaje electrónico. La cuestión es que la moraleja de todos los cortos parece ser básicamente la misma: la computerización y mecanización de las costumbres humanas nos está dejando ciegos, pues la tecnología comanda la mitad del mundo.
Esto he podido verlo porque veo sus historias desde una perspectiva distinta a la visión subjetiva de Raúl.
[Si lees esto: me gustaría que me dijeras, en base a mis cortos, cuál es mi principal mensaje subyacente, para tomar consciencia de él y trascenderlo.]

Para dar la impresión de que el protagonista llevaba ya un tiempo viviendo en la celda electromagnética como una bestia, se le hizo improvisadamente una cabaña a base de ramas de poda. En esta foto se puede apreciar como usando un arbolillo como base, se puede hacer una tienda en un momento. También se me ve a mí con la gabardina matrix que íbamos a necesitar para la siguiente escena:


Unos pocos de los que en la secuencia del anterior día de rodaje habíamos dejado de estar influenciados por las malignas ondas telefónicas (es decir, los que podíamos rodar en lunes), habíamos formado una especie de sociedad clandestina de tipos chungos que hacían La Resistance. Íbamos vestidos con pintas matrixeras y caminábamos en plan peli del Bruckheimer. No hice fotos de esas tomas porque yo estaba concentrado en actuar, pero estábamos para enmarcarnos en la pared del pasillo.

De hecho, haré un dibujo para ilustrar un poco caricaturescamente todo aquello.
En breve estará aquí, en tu blog amigo. (...)
VP_


P.D.:
Ojalá pueda ir acompañado al estreno del corto.

P.D. 2:
El dibujo ya está, en la entrada posterior a ésta.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Los figurantes de Atreides (1/2)

Esta entrada se sitúa tras ÉSTA.

CORTOMETRAJE:
"El último hombre sin móvil".

DIRECTOR:
Raúl Atreides



Para el rodaje de este domingo, habíamos quedado a las 12 en punto en la estación de Cercanías. A las 12 y media todavía no empezábamos. Algunos fuimos presentándonos, intercambiando pareceres sobre el mundo del figurante:

-"Para hacer esto gratis hace falta tener afición."
-"O vocación"

Normalmente a los figurantes se les remunera, pero en este caso estábamos actuando por amor al arte y a Raúl. ¡Y tachán! Llegó Raúl con los palos metálicos que hacían la función de raíles para la plataforma del travelling.



Cruzamos la calle hasta una acera adjunta a un parquecito de columpios con su parada de bus, su banquito y su hierba encagarrutada. Al principio los figurantes no sabíamos dónde colocarnos, pero al cabo vinieron un par de personas que faltaban y ya supimos desperdigarnos adecuadamente a lo largo de toda la acera. Uno de nosotros era un señor que se iba a haber vestido "normal" como el resto, pero tuvo la idea de enchaquetarse con corbata para dar aspecto de ejecutico de una multinacional (incluso dijo que iba a comprarse un diario ABC). De ese modo habría más variedad entre los personajes extras.

Nuestras instrucciones eran estas:
primero estábamos cada uno por su lado tranquilamente. El silbato del director era el aviso para representar que todos habíamos recibido a través de nuestros teléfonos móviles (controladores de las mentes) la orden de atrapar al protagonista, a
"El último hombre sin móvil", interpretado por el sufrido Alan, que en su día tuvo que repetir 16 veces al escena en la que le linchaban.

He de decir que nos tomábamos la persecución muy en serio: si nos hubiésemos convertido en unos móvil-zombies
de verdad
(o zonvils, creo que sería el término), le habríamos alcanzado al final de esa misma toma. Era increíblemente divertido: la mayor parte de nosotros seguramente nunca había jugado al pilla-pilla en plan "20 contra 1". Si alguna vez hacen por vuestra región un remake de "La invasión de los ultracuerpos" o de alguna de zombies, apuntáos de extras, que mola mucho. Repetimos las tomas de perseguir al elemento subversivo unas 4 veces fimando desde la altura de los ojos, y unas 3 veces con la cámara grabando desde una azotea. Y casi se quedan olvidados los raíles del travelling cuando nos movimos a la siguiente localización:
El parque de Pradolongo.

Años antes, este parque fue el escenario testigo del rodaje de "El relevo", el primer corto que realizaron en la Asociación de Vecinos de Orcasitas, que salió algo chapucerillo, como todos los primeros cortos.
Teníamos que rodar en una "pirámide de cuerdas", pero nadie parecía saber exactamente dónde estaba. Por suerte, el instinto nos acompañaba y fue muy fácil encontrarla. Allí reclutamos a un hombre que casualmente estaba por allí con un peto azul, para que interpretase al personaje llamado "técnico de Vomistar". Al pobre le llamaron "técnico" hasta que ya le preguntaron y dijo que era Daniel. Debió compartir toma con los niños, cuyos extertores agónicos de muerte en la arena fueron estupendamente asesorados por Carol.



Había que subir a lo alto de la torre de cables para pegar arriba una "antena" hecha con unas barras y unas cajas. Por suerte contábamos con un par de Reyes Monos en el equipo técnico, que supieron subir el artilugio al que debería trepar el protagonista mientras huía de todos nosotros, horror sin nombre.


En las últimas tomas de muchedumbre, se nos unieron un hombre y su excitable perro; además de una mujer con su niña pequeña, que sólo faltó que corriera con el carrito de bebé detrás de Alan.

Raúl Atreides dice a veces que es mal actor y peor declamador, pero eso sólo será en las películas, porque en la vida real, podría haber sido uno de los grandes si tan sólo hubiera nacido hace décadas, cuando el cine mudo.
Sin ir más lejos, se le puede ver ese brillo cuando está explicando a su reparto la finalidad de la secuencia. En esta comprometida foto le podéis ver detallando a dos de sus actores cómo concibe la secuencia del acorralamiento.

"Ciervo herido, peligroso enemigo"


No quiero comentar más para no desvelar el final del corto.
El rodaje está a punto de finalizar, sólo queda una secuencia.
Espero poder escribir una reseña para entonces.

Sólo era eso. Manifestar cuan divertido es.
VP_


(Continuación del artículo)

miércoles, 5 de diciembre de 2007

"Razones físicas"

¡Hacía bastante tiempo que no dibujaba una historieta!

Pero este lunes sucedió una cosa muy graciosa en el taller de teatro, y me decidí a sacar los rotuladores.
Como el block de dibujo lo presté para que me hicieran alguna cosilla en una hoja, dibujé este cómic de 2 páginas en folios sueltos; si bien éstos son más difíciles de guardar en orden.

Que os guste.
VP_


sábado, 1 de diciembre de 2007

"Nosferatu", remake de Herzog (1979)

NOTA: Esta es mi entrada más larga hasta la fecha.
Leer sin prisas.


Documentándome para un proyecto, vi la película "Nosferatu" (1922), de
Friedrich Wilhelm Murnau.
Es una peli tan antigua que sus derechos de autor han caducado y es de dominio público, con lo que puedes manosearla como quieras.
La puedes ver y/o descargar de aquí:
http://www.archive.org/details/nosferatu

Para compararlas, saqué de la biblio el DVD del remake de Werner Herzog.
Ahora paso a escribir una reseña al mismo tiempo que veo la peli (bueno, cuando vaya a escribir algo, la paro un momento, vaya):

LA RESEÑA DE NOSFERATU
(Chan chan chaannnnn)

Es un empiece muy bueno porque son momias auténticas de Guanajuato con unos caretos impresionantes.
Luego sale un murciélago volando a ralentí que quizá influyó en el principio de la última peli de Julio Médem, "Caótica Ana", donde salía un ave volando, también a cámara lenta. Ese aire sagrado queda manchado con la secuencia donde Isabelle Adjani se levanta, mira a un lado, mira al otro y chilla de terror. El marido se queda un rato mirando antes de incorporarse como una flecha y consolar a su mujer metiéndose en su cama. Ella dice "Tengo miedo": lógico.

Unos gatitos muy cucos juguetean con un colgante en una estantería con libros y con unas peligrosas mandarinas. Jonathan Harker no ha terminado de desayunar y ya se está levantando de la mesa para ponerse el colgante, en cuyo interior está la foto de Lucy. Camina por una calle excelentemente fotografiada donde todos están con carros y con cosas que se supone que son de la época; pero no hablan entre sí, lo que le da un ambiente irreal... seguramente era el efecto deseado.

Harker entra en una oficina donde habla con Renfield, uno de los mejores "personajes-vasallo" de la historia de la literatura y el cine. El actor que lo interpreta es algo más jovenzuelo que el de la versión de Murnau, pero está más loco si cabe. Es una mezcla entre P.Lorre y un chihuahua. Este Renfield está como una cabra: hace que Harker parezca lo más soso que pueda haber, con sus frases profundas sobre los canales que no desembocan... Será porque estoy comparando demasiado con la versión de 1922, pero las partes de Isabelle Adjani me parecen de una interpretación muy acartonada. Tendría que ver más películas de Herzog para ver de quién es la culpa. A lo mejor es de Harker; ése sí que es soso. Luego viene una escenita de que la parejita pasea por la playa. Lucy vuelve reiteradamente a decir que siente miedo. Que tiene miedo. Vale.

A continuación, el anhelado plano de despedida: a la derecha, los familiares despidiéndose, y a la izquierda, los cuartos traseros de un poderoso caballo que llevará a Harker a los lejanos Cárpatos. El caballo se impacienta y cambia el peso de una a otra pata, así que el beso con Lucy no queda tan romántico. Además, luego cuando está Harker despidiéndose con la mano, va a acelera el trote. Es un caballo punk. Eso sí, todo esto con una buena fotografía.

Aunque la música esa con la guitarra cansina hace que el caballo acabe yendo a marcha de paseo.
En una posada de los Cárpatos, Harker menciona que va al castillo del conde Drácula, y a la cocinera se le caen los platos y todos los parroquianos que estaban bebiendo se giran a la vez a mirarle, y bueno, aquello es un escándalo. El dueño de la venta le dice que hay espíritus malignos por la noche y que nadie le acercará. A Harker le da igual. Y venga que no. Venga que sí. Al final los gitanos tienen que estar media hora intentando persuadirle de que no vaya al castillo... porque sólo existe en la imaginación de los hombres. Sólo hay ruinas. Este detalle me encantó. Total, que se queda a dormir y la señora de la posada le da un libro sobre vampiros que está todo manoseado pero por lo menos está en inglés y no en rumano. Al día siguiente quiere tomar una diligencia para ir al desfiladero de Borgo, donde vive Drácula, pero uno le dice que no tiene carro. Y mientras Harker intenta doblar el precio por llevarse uno de los caballos, le dice que tampoco tiene caballos, mientras acarician unos.

Mientras Jonathan determina irse caminando, los gitanos le miran mientras se va hacia el escarpado horizonte.
Cruza por delante de unas cataratas y por un paso junto a unos rápidos. Muy turístico todo, pero es eficaz; me dio desasosiego, es como si fuese a caer en cualquier momento. Es un gran acierto el que no haya carreteras al castillo del conde, ya que así el protagonista va cruzando pasos inpracticables e inconscientemente se alude a los refugios de los duendes, perdidos donde el hombre nunca mira. Al menos es la primera vez desde que empezó la película en la que me siento realmente interesado por lo que va a suceder a continuación. Harker se tira todo el día andando, y al final se queda por la tarde esperando que llegue la noche. Las ruinas de un castillo (el castillo que no existe) se funden en la noche. Es un prodigio del cine, el modo en que nos internamos con Jonathan en los dominios de Drácula. O a lo mejor será por la música. Y de repente: la fantástica aparición del carruaje del conde, definitivamente menos ridículo que el hyper-speed car de la versión muda.

El chaval éste entra a los aposentos de Drácula, que no hay que ser muy listo para darse cuenta de que es alguien ciertamente curioso: para empezar, tiene las uñas tan largas que le es dificultoso abrir una botella para que su huesped beba. Y con esas orejas de hobbit y esos dientes salidos... es como un compañero que tuve en el cole. Está Harker cortando pan y va y se hace un corte en el pulgar. Como el reloj de "cuco" había sonado justo antes, debía estar pensando en él todavía, porque si no, no sé que pudo haberle distraido. El conde se hace la abuelita para chuparle inocentemente la sangre del corte. Harker dice, "no, si no hace falta". Dracula dice, "pero si es el remedio más antiguo del mundo". Harker responde, "no, oiga si ya..." Pero Drácula se hace el distraído así como "bueno, pues me voy..." Y ¡ZAS!, se la chupa. La sangre.
Luego parece de repente como si se lo fuera a comer. Le encara fijamente, y cuando Harker retrocede, él se le arrima, hasta que se acaba la habitación y se deja caer en un sillón. En esto también me recordaba a algunos antiguos compañeros de clase. Cuando llega al fuego, el Nosferatu se calma. Mientras tanto, en Weismar, Lucy despierta porque un murciélago/vampiro enorme está trepando por las cortinas de una forma inquietante.

A la mañana siguiente, Harker despierta paliducho y mareado (cosa que suponemos por el movimiento expresionista de la cámara). Se pone a curiosear la estancia y se come nosequé de debajo de una gallina disecada o algo así. Camina por unos pasillos muy atractivos desde el punto de vista fotográfico, y se mira en un espejo el cuello. Un niño toca el violín en el patio, medio bien, medio mal. Planos desconcertantes de resaca mañanera.

Lucy mira el mar, pero está irreconocible con un atuendo medieval y un peinado recogido. Seguramente quiere decir algo, como que tiene miedo, pero de momento sobra. Harker comienza a escribir un diario para Lucy, porque no hay servicio postal por aquellos lares. En la ventana del estudio que le ha proporcionado el conde, hay colgando unos murcielaguitos pigmeos. Por la noche, el conde se pone a dar la charleta al pobre Harker, que no sabe qué decir. Drácula se pone todo melancólico, hablando de su antigua familia y del abismo del tiempo. Es que está aburrido de la rutina de su chalet en el campo. Harker saca de su bolsilllo interior el contrato de la casa que quiere venderle en Weismar, pero es tan torpe que también se saca el colgante con la foto de Lucy: -"¡Qué hermosa garganta!"-- dice el vampiro. Aquí ya sabemos que va a lo que va, porque firma todo lo que le ponen delante.

Y llega la parte que de momento más se parece a la de Murnau. Drácula entra al dormitorio de Harker, y, muy teatralmente, "se lo come". Entonces Lucy se levanta, sonámbula, y se pone a pasear, como en la novela de Stoker. Otra curiosidad es que esta toma recuerda bastante a "The Ring", por el lacio cabello negro de Lucy y el espejo elíptico que cuelga de la pared. Lucy chilla (gracias al doblaje, diría), y este grito parece ser oido por el conde, que le está chupando la sangre a Harker y se incorpora. Por la mañana, Harker se despierta con mala uva y se pone a cotillear por las malas. Así descubre el mausoleo donde duerme el conde, dentro de un atud.

Al anochecer, Drácula ha subido todos sus bártulos al carro para irse cuanto antes a Weismar, donde le espera una vecinita de jugoso cuello. Murnau hizo esta escena con stop motion, para que la tapa del ataud principal se pusiese sola. Herzog prefiere darnos un encuadre aberrante, y que sea todo "manual". Al igual que en la muda del '22, Harker se escapa del castillo con una cuerda hecha con sábanas (de calidad). Aquí echaría en falta que apareciesen las 3 vampiresas con el bebé en el saco que salen en la novela... pero en fin, de momento, casi la única mujer que se ha visto ha sido la Adjani, y eso no compensa tanto. El irreal niño del violín despierta al protagonista, que se ha quedado dormido al darse un batacazo cayendo desde la cuerda.

Los ataudes de Drácula son llevados por tres aizcolaris por el río Anduin, hasta un barco, donde hay uno que no se fía del contenido. Abren un ataud, que está lleno, no sólo de tierra, sino de ratas hermosotas. Los gitanos han rescatado a Harker, que entre delirios dice: -"Detengan los ataudes..." Pero ya es tarde: el barco ya está cruzando el mar, el mismo mar que mira Lucy desde un cementerio lleno de cruces torcidas. Llegan Westenra y Mina, y se ponen a platicar. De nuevo, doblaje, ya que con el vientazo que hay no se podrían oir el uno al otro. De hecho, no me extrañaría que practicamente toda la película estuviese doblada, ya que se distinguen muy bien las voces... Tomo nota. En el barco rumbo a Weismar, todos están cayendo como moscas. Vemos de nuevo el Vampiciélago al ralentí, y al nosferatu en un contrapicado. Harker quiere llegar a su ciudad antes que el vampiro, y galopa rápido como a lomos de Sombragris. Una música hace entrar en los canales de Weismar el barco, que parece fantasma. Una niña estornuda, y el capitán está muerto, atado al timón. Hay ratas por todas partes: se piensan que es la Peste.

Al día siguiente de que Drácula deje sus ataudes a buen recaudo, Harker llega a su casa, pero está tan tocao (incluso recuerda un poco a Renfield) que no reconoce a Lucy, que se desmaya como buena damisela frágil de aquellos tiempos. El chico está contagiado de vampirismo y le daña el sol. Por la noche Drácula se da un paseito y mira por las ventanas de la casa de Lucy, pero nadie le ve, a pesar de que antes ha dejado ver su enorme sombra expresionista en la fachada. Supongamos que es que está en "modo niebla". Es entonces cuando el vampiro entra en la habitación de Lucy, y vemos otro precedente de "Ringu" (cuando Shizuko se está peinando y aparece Sadako por detrás). Ambos hablan unas cosas muy metafísicas y cuando él ve que ella tiene un crucifijo, prefiere marcharse. Esta noche no habrá tomate.

A la otra noche, cabreado, le dice al pelota de Renfield que se vaya a las quimbambas con las ratas. Amén, balbucea Renfield, mientras Drácula pone cara de "anda y que se vaya ya este pesao".

Los ataudes llenan la ciudad: el ayuntamiento ya no existe, el alcalde también ha muerto; la plaga se propaga deprisa. Parece como si sólo quedasen vivos los enterradores. Y Lucy lleva el pelo cada vez más recogido. Es ahora cuando Isabelle Adjani está convincente como actriz, cuando tiene que convencer a un descreído doctor Van Helsing de que debe ayudarla. Porque en esta versión, el doctor no se cree nada, es un tecnófilo que se cree que todo son supersticiones. Luego vemos al conde corriendo por la plaza como si fuese un niño travieso que hubiese tocado un timbre. La ciudad se ve hecha un desastre; hay ganado por la calle, como si aquello fuera "El ángel exterminador". Hay una fiesta en la plaza, con bailes dementes y hogueras y demás cosas raras que Lucy mira con inquietud. Es dantesco. lo más horroroso es cuando la gente ya ni se da cuenta que vive entre ratas, y se toma la vida como en un buffet. "Disfrutamos nuestra última cena". En el plano siguiente, son ratas quienes devoran el festín.

Mina aparece muerta sin sangre y Harker está que parece un muerto de lo pálido y ojeroso que está. Temiendo lo peor, lo retiene en un círculo de contención hecho con trozos de Hostias consagradas desperdigadas alrededor de su silla, y acto seguido se prepara para su mayor objetivo: hacer olvidar al vampiro el canto del gallo. Drácula mira desde su ventana con carita de pena. Lucy le espera en la cama... vaya susto se pega cuando el chupasangre sale de entre las sombras. A mí me dan miedo esas escenas de gente que está en la cama y de repente hay fantasmas o algo respirándole frente a frente que salen desde un lado como si dijeran: "¡Hola holita, vecinito!"
Pero a lo que vamos, que Lucy está tumbada y el vampiro ahí al lado. Él ya está con los colmillos a punto de caramelo, pero ella hace como que no quiere; así que como no le puede chupar el cuello, empieza a subirle la falda... pero como tampoco quiere, pues al final le deja el cuello. Si es que son ganas de marear la perdiz. El conde le hinca el diente a la moza y comienza a succionar. Hay una secuencia de elipsis en la que volvemos a ver el vampiro/murciélago a ralentí del principio. Un rato después, él se reincorpora como si recordase que tenía que ir a hacer un ingreso en el banco. Pero no, la chica ésta le quiere entretener, así que hala, venga, más sangre, más chupar, y venga otra vez... Y entonces entre pitos y flautas, se le hace de día y se muere porque le pudo el vicio. Se ha puesto ciego de sangre y se muere de mala manera, como un perro rabioso que se ahoga con sus babas. En cambio, la chica muere de una manera más estética, con optimismo, ya que su sacrificio ha acabado con la plaga. Al menos en la película de Murnau era así.

Lo único que no revelaré será el final "alternativo", porque en la de Herzog termina un poco distinto: así como... cutre.
En fin, no sé que es, es como si toda la peli fuera relativamente seria y de repente terminase con el final más pillado de los pelos y escrito en una pausa para el bocadillo. Incluso me recuerda al apresurado final de mi tercer corto... supongo que eso es buena señal para mí.

En resumen, nos encontramos con un obra en la que se reunen tanto ridiculeces como elementos que son una auténtica joya y que merecen ser considerados como precedentes del cine actual.
La recomiendo ver, aunque no tanto como la de Murnau.
VP_


Un plato ornamental de Drácula que tengo en mi salón.
No es que en mi casa seamos religiosos,
es que la novia de mi padre tiene familia en Rumanía,
patria del vampiro.