jueves, 28 de agosto de 2008

Las mejores tomas son las que se consiguen sin haberlo buscado.

Para perfecto ejemplo, esta toma.

Me había ido de paseo por la noche, y me había llevado mi videocámara porque tenía un buen presentimiento. Hice por ahí un par de tomas pretenciosas destinadas al video promocional para Alfa Eridiani.
Y comencé con una última toma con ínfulas poéticas en la que yo me dirigía a un gato que huía. Bueno, lo que es el gato, salió corriendo. Pero yo también, en el buen sentido: un coche había entrado con sus faros en la calle, es decir, que como no lo esperaba, pensé que me había estropeado el final de la toma. Por eso volví a paso ligero a recoger y apagar la cámara, pues la había dejado en un rincón y cualquiera la dejaba a su suerte.

Al llegar a casa veo la toma y me quedo asombrado. No era gran cosa, pero resulta paradójico que desde el momento en que pensé que la toma había terminado, comience algo nuevo, la toma verdadera: el coche deslumbra directamente a cámara, y mi silueta corriendo está difuminada por el modo de grabación nocturna. Menos mal que apagué después de que los faros volvieran a resplandecer. No es lo mejor, pero me gusta. Acelerando un poco el rítmo quedará perfecta.

Esta toma irá directa al video promocional de
Erídano nº 17:
"Escultores de Hombres"

de Claudio Landete Anaya.



No hay comentarios: