─ Oiga, ¿qué hace con su hijo? Porque es su hijo, ¿verdad? ¡Da igual, a un bebé no se le trata así!
─ Sí, es mi hijo. Pero verá, soy divorciado. Debido a que no soy demasiado inteligente, dependo de mi físico para atraer una pareja que pueda apoyarme a la hora de educar a mi hijo. Por eso todos los días, durante las horas en las que no estoy en el trabajo, debo correr; correr hasta que sea el hombre más fuerte del mundo. Comprenderá que si paso mi tiempo libre corriendo, no puedo compartir las horas con mi bebé, por lo que me lo llevo conmigo.
─ Ah, bueno. Entonces vale.
El tipo se marchó calle abajo. Su bebé dejó toda la acera perdida de caca.
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