martes, 7 de diciembre de 2010

Con los faros encendidos

Resentido de desamor, caminé bajo la lluvia, hasta que las gotas simularon ser lágrimas. Si además hubiera perdido la percepción visual de los colores, hubiera dicho:
"¡Qué vida más dramática!"

***

Antes de entrar al túnel, me crucé con dos adolescentes altos que caminaban juntos. Me aparté un poco para poder pasar los tres por la acera. Me pregunté: ¿por qué a mí por ir siempre solo me toca rozar el arbusto seco a un lado de la acera? Y una voz interior me respondió:
"No es que tú estés solo, es que los demás necesitan estar con otra gente para sentirse completos al cien por cien. Tú también a veces, pero no del mismo modo. Tú eres una persona íntegra. No necesitas fingir que eres como ellos, pues sólo provocarás conflicto."
Gracias, arbusto reseco del suelo.

***

A seguir escribiendo, que soy joven.

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