jueves, 3 de mayo de 2012

La leyenda de Pintado Urashima

El joven Pintado Urashima desayunó medio paquete de galletas de una tonelada cada una. Para salir a la calle se puso unos pantalones que tiraban de su cinto hacia atrás y un abrigo que tiraba de su cuello hacia delante.

Cuando acabó sus asuntos empezó a llover, cambiando la presión atmosférica de súbito. En esto que encontró en el suelo un pequeño estuche de joyería. Tirado ahí, todo lo señalaba como vacío. No obstante, Pintado se agachó de mala manera para recogerlo: “¡A lo mejor hay dentro un anillo con un pedrolo que no veas, y lo puedo vender y hacerme millonario!”. Sin necesidad de abrir el cofrecillo, le dio un tirón en la columna y volvió a casa despacito, convertido en todo un viejo.

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