En el Escorial, subimos por el sendero de la Casita del Príncipe, y una media hora después nos disponíamos a hacer inmersión en el monte. Entonces, los "escoba" del grupo se nos aparecieron delante, por un atajo. ¿Los "escoba" delante de nosotros? Pero si debían estar en la retaguardia, cuidando que nadie se despistase:
-Malas noticias. Ya tenemos dos bajas.
-¡Pero si todavía no hemos siquiera entrado en el monte! ¿quiénes han sido?
-La pareja ésta que venía, que él resulta que ya se estaba ahogando, porque tenía asma y además fumaba...
-Ah, sí. R. y R. Bueno, si alguien más se quiere echar atrás, este es el momento, jeje.

>:D
Los grandes contrastes de rítmo al andar obligaban a hacer numerosas pausas para que los rezagados (seguidos de los sufridos "escoba") pudieran alcanzarnos, y salir vivos de la expedición.

Los montañistas suelen llevar unos llamativos bastoncitos que supongo sirven para distribuir el peso entre las 4 extremidades, o para apoyarse mejor en circunstancias más difíciles... la verdad es que no sé para qué sirven los bastoncitos esos. Una amiga dice que parecen palos de esquí. Conclusión: son para no desmorrarse.
La cima del monte Abantos ofrecía unas vistas tan hermosas que intentas representarlas aquí sería un insulto. Tienes que subir, con tus propios esfuerzos. Y sin coche, por favor.




Víctor Pintado,
sábado 7 de Octubre del 2006 gregoriano.
1 comentario:
blog oficial del club de montaña del instituto del jaime ferran
http://cmjf.wordpress.com/
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