domingo, 28 de agosto de 2011

2 Sueños de Agosto

Salgo de marcha con el colega J. C., alias T., que en este sueño no tiene novia. Se liga a una pelirroja y a mí me toca la amiga morenita. Nos vamos los cuatro a un dormitorio reservado que hay en el bar, pero yo debo ir al baño. Allí, el malo de Osmosis Jones me dispara con una pistola automática. Me escondo bajo una mesa, pero aunque algunas balas me alcanzan los tobillos y pantorrillas, al final me doy cuenta de que estoy soñando y paso de él olímpicamente. Vuelvo a la cama, pero levanto la manta y los tres ya duermen. La morena ha acabado durmiendo
pegada a J., que está boca abajo. Agarro a la pelirroja y me la echo encima. A dormir.

A la mañana siguiente, reaparece por la puerta del bar el malo bailando como Michael Jackson. Yo me pongo a imitarlo y se le va todo el aura de amenaza.



Soy como una serpiente intangible; lo único de mí que existe empíricamente es mi boca, un cuadrado como el de las herramientas de borrar en los programas informáticos de editar imágenes rasterizadas. Pero la estela de vacío que voy dejando también forma parte de mí. Digamos que soy como una serpiente algorítmica, pero sólo el hueco que dejaría su interior. Un ser que existe porque come materia tangible a través del ventanuco poligonal de su extremo. Aunque ello sea mi boca, no es necesariamente mi cabeza. Mi visión está en la otra punta. Busca siempre dónde está la entrada al vacío, pero no es para evitar chocar ni nada parecido, sino para una razón que escapa a mi memoria de vigilia.

El escenario es un cubo laberíntico hecho de arbustos de jardín podados. No importa lo que hay fuera. La boca borradora sigue podando más pulidamente las superficies que ya hay en el cubo, que es tan grande como un chalet. Por dentro es como una urbanización de chalets sin casas ni asfalto, sólo pasillos delimitados por arbusto. La estela forma parte de mí, pero la serpiente de vacío también es lo externo a mí, o hablando de otro modo: lo más artificial es el entorno laberíntico en el que me encuentro haciendo pruebas, pero yo no sabía que la serpiente inmaterial era también yo hasta despertar. Tomaba el cuadrado engullidor como un misterio. Sin embargo, mientras he estado soñando, he comprendido su esncia mucho mejor que al tratar de racionalizarlo. Para explicarlo muy mundanamente, esperaba que el vacío de la estela llegase para que dejara de rodearme todo aquello que no forma parte de mi verdadero yo. Como una lengua de gato limpiando. Pero también sé que esto es una interpretación algo capciosa, mi sentimiento era más bien de excitación científica ante un juego o enigma.

Desperté con este tema en mi mente:

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