Ya me voy soltando.
Hace un mes compartí barra de bar con un alma de filósofo. De los que cuando habla, comunica ideas y no sólo rumia. Me contó que la vida puede cambiarte en un segundo. Repasando mis últimos acontecimientos, he comprobado que es cierto.
Me había atrevido a pedir que me dejaran acudir a aquel bar cada noche para poder llenar mis hojas de delirios, sin andar preocupándome por tener que consumir sí o sí. Gracias a ello, pude contactar con esta persona, además de con una mujer de las que ya era hora que conociera. De la noche a la mañana, cambia la gerencia del bar. El nuevo dueño también me deja estar ahí sin obligación de cañejear, si bien el local ya no respira la misma gracia.
No pasa nada; donde dios cierra una puerta, abre una ventana: de repente reaparece un amigo con el que me piqué hace unos años, él por tonto y yo por imbécil, y nos reconciliamos. Me sorprendió lo bien sincronizado que todo sucedió. Pero además recibo en la misma semana una carta del INEM, voy a una prueba de selección de un curso de formación, ¡y me eligen! Llamadme escéptico... y enviadme dinero; pero me siento dichoso de empezar a recibir los intereses de todos aquellos sueños en los que siempre creí.
Realmente el mundo no para quieto, y si no le acompañas te pierdes.
Un beso, horrenda ;)
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