La guerrera protectora
de la tierra donde mora
el hijo del faro
desenvaina la espada
y la hierba es cortada
a cada tajo.
¿Quedan monstruos?, no.
¿Y árboles? Tampo-
co. Pues cayeron.
Una calva alrededor
del jardín en donde to-
dos a salvo quedaron.
La vegeta va y se queja,
la guerrera hace la guerra
a los de fuera,
y a la hierba, que se deja,
y no come la ternera.
Nada queda.
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