El sábado pasado estuve en el cumpleaños de Viki y disfrutamos haciendo una queimada.
Mientras el fuego ardía en la oscuridad de la salita, nos rodeábamos de silencio. A decir verdad, aunque nadie hablaba, ese fue el momento en el que nos comunicamos cosas más importantes.
Al volver a casa trasnoché haciendo este dibujo con rotuladores.
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