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Aunque por la noche me acosté a las 2, desperté a las 8 de la mañana tan fresco como cuando Peter Griffin tenía banda sonora propia.
A las 10:30 salí de Príncipe Pío a Navas del Rey. Unos adolescentes hiperactivos se aburrían y cantaban en el autobús:
— Marta ha robado pan en la casa de San Juan.
— ¿Quién, yo?
— Sí, tú.
— Yo no fui.
— Entonces ¿quién?
— El conductor del autobús.
— El conductor se ha hecho pis en el saco de dormir.
Uno de ellos dijo, "¿te imaginas que responde por megafonía?" Hubiera sido algo así:
— ¿Quién, yo?
— Si, tú.
— Yo no fui.
— Entonces ¿quién?
— ¡Los que como no se callen les voy a echar en marcha del autobús!
— Los que como no nos callemos nos van a echar en maAAAAAAAAAAAAAAR...
Una vez en Navas, di una vuelta a ver si me topaba con la Feria, pero nada; menos mal que los de la clase de sevillanas del centro cultural (con sus graciosos sombreritos) me indicaron dónde. Era la calle que había pasado de largo.
La Feria era en la plaza del ayuntamiento. Menos mal, necesitaba ir al baño.
Visité casi todas las mesas de autores excepto la de Ángeles Martínez Martínez, porque decoró toda la mesa con cestas de caramelitos. Pensé: "Si me acerco, me ofrecerá un caramelo, pero realmente su plan oculto es venderme sus dos libros. No he traído dinero suficiente, pero ¿con qué cara la miraré el día de mañana? ¿Y si me los quisiera vender a plazos y de repente apareciera el fantasma de mi abuelo paterno y me dijera que los hombres de honor cumplen sus compromisos morales? No, ese caramelo me saldría demasiado caro. Mejor no efectuar contacto visual con esta autora." Así que ya ves, no era nada personal, quizá es que en otra vida fui el último pez pescado de una piscifactoría.
Tampoco me acerqué a la de Javier Fernández Jiménez, porque entre que le oigo cada dos por tres en la radio y el pobre era organizador del evento, como que lo vas dejando para luego, para luego, y al final no te firma "La Tierra Seca". Y mira que está emocionante. En fin, ya no le podré preguntar si en dicho libro el Sol sería un hombre negro como los demás, o podemos imaginarnos a Don Patch.
Con quien sí me enrollé a hablar fue con Juan Gálvez, autor de "Madrid, campo de exterminio". Un hombre mayor con un gran dolor en el corazón. Aguantando las lágrimas, me habló tanto de la carencia de calidez de su pasado, que cuando luego se fue sin avisar, yo podría haber seguido atendiendo posibles compradores de su libro.
Bueno, luego vino una. Y la espanté. Pero yo la publicidad la hago.
Me hice amigo de Rocío Ordóñez (autora de "Días de Hielo y Fuego"), porque los dos estamos desde hace un año en la lista de autores de la radionovela Malditos. Ella me presentó a Xavier de Tusalle, editor de LápizCero. Vi las actuaciones y presentaciones de sus distintos miembros: Guillermo Escribano, el de los "porqueriemas" (porquería + poemas); Antonio Alfeca, payasísimo poeta sevillano que le hizo de compadre cómico; su novia la rockera Malicia Cool (¿cómo que "Sois todos tontos"? ¡A que me enfado!); María José Hernández, de microrrelatos, un poco como yo; Francisco Angulo, que me dio un marcapáginas (yeah); Rosa Galán, que creo que no firmaba pero yo tampoco y bien que estaba con ellos; el poeta Ignacio F. Candela, que estuvimos todo el rato al lado, y al final si nos presentamos fue gracias a facebook; Nagore Martín... y Gafas de Picha, que se convirtió en la mascota honorífica cuando Rocío me invitó a comer con el grupo en un mesón cercano. Como colofón, en su día quería conocer a Chus Cuesta, y al final ha sido ella quien me ha conocido a mí.
Algo más tarde, Rocío Ordóñez me invitó (¡ya me ha adoptado!) a sentarme junto a ella, en el sitio de Juan Gálvez. Me sentí en plenitud detrás de aquella mesa despiezable, como si fuera un paso natural el estar en una propia el año que viene o al otro. El día me parecía de un rítmo y clima perfectos, a pesar de hacer un solitrón que ríete del Sáhara.
Me perdí el programa de Castillos en el Aire, pero hablaron de mí. Tomo nota para bajármelo y escuchar repetidamente los segundos en que soy mencionado.
Gracias a estar tras aquella mesa, hice contacto con una directora teatral de la sierra oeste, que quizá cuente conmigo para su lorquiano proyecto:
— ¿Tú te desnudarías? —me preguntó así de sopetón, pero concretó— O sea, quedar en tanguita...
— Si es en teatro, sí... —querido Víctor, soy tu otro yo del futuro. Eres un bocazas.
Megan Maxwell (de romántica) y Noelia Amarillo (de erótica) presentaron sus libros y respondieron preguntas de doble sentido. Vamos, de sexo. También estaba Vicente Ponce López, el que menos se lo había preparado y mejor se las apañó con el público (¡Eh, no os vayáis!).
También hubo una asamblea popular de versos y estuve en muchas nuevas mesas, como en la de la editorial Amargord, cuyo responsable me recomendó el título poético "Tokonoma", del cubano José Kozer. Pero como además de procastinador, soy indolente, vago, y ya está amaneciendo, os paso un enlace del blog del evento y ya si eso miráis:
http://ferianavas.blogspot.com/2011/06/quien-viene-este-ano-la-feria.html
Al final de la jornada, un poco antes del ágape de despedida, recibieron premios dos personalidades invitadas: Joan Manuel Gisbert (me dio la mano de un modo más clown de lo que suelo darla yo. ¡Aún!) y Carmen Pacheco (que cuando me va a dar los dos besos, soy tan tonto de interrumpirla preguntándole si escribe a mano o directamente a ordenador).
Tomé el autobús a Madrid de las 22:25, el último.
Y por si te has aburrido, a continuación la anécdota final que no tiene nada que ver, pero que curiosamente enlaza con el prólogo:
[Como es en sí mismo un microrrelato, lo pongo en una entrada aparte]
http://victorpintado.blogspot.com/2011/06/el-centimoadicto-del-zoco-de-villalba.html
1 comentario:
Hola, me alegro que te lo pasaras bien con los autores de lapizcero.
Yo tuve que marcharme y no pude quedarme a comer con mis compañeros de letras, he leído tu artículo y me hubiese gustado conocerte, de todos modos, ha sido un placer leerte.
Un beso
OSCURA FORASTERA
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