martes, 28 de febrero de 2012

Microrrelato: Un trozo de papel

Dulce ilusión la que experimenté. Caminaba por la vía pecuaria, esa que se supone que debe permanecer virgen e inedificada pero la han llenado de pasamanos, bordillos y papeleras, cuando lo vi. Un arrugado trozo de papel, casi fuera del camino, a la sombra del muro de granito. Sin luchar contra la tentación, lo agarré y leí:

PIZZAS
TOMATES
HARINA

Y otras palabras que mi alma no me permite rememorar. Culpable hasta la médula, guardé el papelucho en mi bolsillo. Sabía que con aquel acto egoísta, estaba privando de su cena a una familia entera que seguramente habría perdido el papelito pocos minutos antes. Podía imaginar a una pobre mujer (rumana seguramente), buscando el escrito, rastreando a gatas todo el camino, reteniendo sus lágrimas ante la mirada del gentío curioso. No. Ya era tarde. Mis pies continuaron su marcha inmisericorde.
¿Cómo imaginar que unas horas más tarde, yo mismo iba a extraviar aquel importante documento? La vida es cruel. Y yo, que pensaba que cenaría pizzas y otros manjares, me veo una noche más, abocado sin remedio, a tener que conformarme con un frugal faisán, apenas aderezado con unos pocos gramos de caviar de importación.

1 comentario:

FELIX JAIME dijo...

Cuando menos inquietante... Y abre el apetito. Bueno.