Durante la madrugada había llovido, y la tierra aún estaba mojada. Yendo por la vía pecuaria, vi un palito con forma de punzón:
—¡Genial! ¡A dibujar! —y aboceté en el suelo blando una imagen para un proyecto.
Los adolescentes acababan de salir del instituto, y dos me vieron dibujando de cuclillas a un lado del camino. Cuando se me cruzaron del todo y ya no podía verlos sin girarme, uno de ellos dijo una frase de burla. Como si yo estuviera jugando a las canicas o a la rayuela. Paradójicamente, no me acuerdo de la frase porque nunca he jugado a esas cosas.
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